Me gustaría, querido lector, poner el énfasis de esta primera editorial en el nacimiento de una nueva revista, llamada Lo Full. Pero la realidad me obliga a morderme la lengua, porque Lo Full ya hace tiempo que existe, con una difusión restringida, eso sí. Sólo tuvo una época visible cuando, en los años noventa, se hizo cargo de su difusión el pequeño Teatro Malic, que en paz descanse.
Decir que es una revista de
muertos no hace justicia a su naturaleza esencialmente vitalista. Que nadie
piense que aquí las palabras nacen muertas, al contrario, ¿acaso puede haber algo
más vivo que un muerto que habla? Si ya cuesta a un vivo salir a la palestra para
expresarse, imagínese el esfuerzo que debe
hacer un muerto. Por eso hay que felicitarse de que esta proeza sea posible.
También es importante valorar
que la ciudad de origen del proyecto sea Barcelona. Creo que vale la pena
reivindicar nuestra capitalidad en cuanto a los asuntos de la Divergencia y la Heterodoxia,
disciplinas a las que los muertos vivos del cementerio nos aplicamos con extraordinaria vocación. Cuando se buscan las razones del éxito de nuestra ciudad en el mundo, nos llenamos la boca de Gaudí y del Barça, pero
siempre nos olvidamos de estos dos aspectos que desde hace siglos han
configurado nuestra alma. Heterodoxia y Divergencia, que se encarnan como anillo al
dedo en realidades como son Las Ramblas, el antiguo Barrio Chino hoy
ampliado a prácticamente toda la Ciudad Vieja, el barrio extremo de la Barceloneta
con sus magníficas playas, y los cementerios tan bien situados en la geografía
de la urbe.
Si nos hemos referido a estas realidades urbanas, es para ensalzar unas zonas hoy dejadas de
la mano de dios por parte de las autoridades municipales. Sirvan estas
puntualizaciones para resaltar nuestro compromiso con la ciudad que nos acoge,
allí donde hemos nacido y expirado, y por la que daríamos un trozo de pierna,
una nariz o algún dedo de la mano. En efecto, señores lectores de Lo Full,
Barcelona es uno de nuestros objetivos declarados de observación y de
exaltación. Hay que romperse los cuernos para mantener sus rasgos principales,
tan fácil es hoy desdibujar las ciudades. Una faena que desde Lo Full nos comprometemos a acometer al cien por cien.
Lamentamos que todavía falten
muchas décadas de avance de la civilización humana para elegir a un alcalde difunto,
sin duda la mejor solución. Piensen que los muertos disfrutamos de unas perspectivas
insólitas y mucho más elevadas y distantes de las realidades del mundo.
Nosotros sabemos del pasado, del presente y del futuro, sobre todo desde que la
famosa Intercronomaquia o gran Asamblea de los Muertos del año 2005 (vean sino
la novela de Toni Rumbau que narra estos hechos), los muertos que vienen del
pasado lo hacen llegando del futuro, como es de cajón que así sea. Sólo lo que
proviene del futuro nos puede llegar vivo, mientras que todo lo que procede del
pasado, se entiende que por obligación deba estar bien muerto y enterrado.
Sirvan estas palabras como cuerpo para esta primera editorial de la nueva etapa de Lo
Full, en este otoño de 2019. Un año magnífico para nosotros, que vemos ya en su
recta final, que es cuando las cosas se ven con más precisión. Un año que
pronto dejaremos atrás para dar paso al próximo que espera, impaciente, escondido tras las bambalinas de la historia.
Julià Sotaterra, Director de El
Full
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