Loro de la Amazonia (Amazona auropalliata). Wikipedia. |
Señor director de Lo Full,
quizás le suene extraño que un loro se dirija a una
revista, pero no deja de tener su lógica, pues si la revista es de muertos,
también lo puede ser de loros. Con una diferencia: nosotros hablamos alto y públicamente,
mientras que los finados suelen hacerlo bajo y de escondidas.
Por eso les escribo, consciente de que se nos abren aquí
unas rendijas por las que poder entrar y hablar a nuestros conciudadanos, sean
loros o humanos.
Y para empezar, me gustaría expresar mi convicción de lo
importante que sería para el mundo que la opinión de los loros entrara en el
discurso general de los humanos, hasta ahora la especie dominante y considerada
inteligente. Y fíjese que digo hasta ahora, pues si la cosa sigue como parece
que va a seguir, las demás especies del Reino Animal tendremos que intervenir,
de un modo u otro.
Ustedes han fantaseado en sus películas y novelas con la
posibilidad de que su civilización sea substituida por una de simios. Pues yo
les diría que en eso están equivocados: más que un Planeta de los Monos, creo
que lo más razonable es pensar en un futuro Planeta de los Loros. ¿No le parece
a usted?
Reconozco que nuestra inteligencia es todavía insuficiente
en muchos aspectos y que son muy primitivos nuestros sistemas de expresión y de
locomoción, por no hablar de otras características y aptitudes. Pero todo ello
es subsanable con unas mínimas intervenciones genéticas que nuestros especialistas
ya están estudiando.
La gran ventaja civilizacional que tenemos los loros es
que carecemos de brazos. Disponemos de alas, que nos permiten una enorme
movilidad, pero con ellas no podemos 'coger' ni 'hacer' en el mismo grado que ustedes, los humanos. No somos animales acaparadores
ni fabricadores, pero sí que podemos llegar a pensar
y a escribir nuestros pensamientos y operaciones matemáticas, tanto con una
pata como con el pico, sobre papel o pizarra. Porque lo importante es saber pensar
e imaginar bien. ¡Y nuestra imaginación vocal es infinita! No hay sonido que se
nos resista: el de un niño, de una persona adulta, un cantante de ópera, un
búfalo, un perro, un elefante o una mosca. Todo ello está a nuestro alcance, y recuerde
usted que el lenguaje es la base del progreso y de la civilización.
Lo importante es saber quién
tomará el relevo una vez ustedes lo hayan destruido todo y hayan arruinado las culturas
inteligentes de los humanos. Pues la verdad, sólo se me ocurre que seamos
nosotros, los loros.
Ustedes nos toman por unos repetidores, y es verdad que
lo somos en un cierto grado, pero ignoran nuestra capacidad de aprendizaje
gracias a la poderosa imaginación vocal de que disponemos. El salto a la
conciencia lo hicimos hace tiempo, aunque ustedes no se han dado cuenta.
Lo importante es empezar a introducir nuestras palabras y
su revista me ha parecido el lugar más indicado. No tenemos ningún problema en
utilizar el Lo catalán, pues a los loros lo que nos importa es la comunicación,
y todos los modos y lenguajes son válidos.
Entretanto, no estaría nada mal que se abrieran plazas en
los coros de ópera de la ciudad a los loros: nuestra capacidad de alcanzar los agudos
más altos y los graves más bajos es inconmensurable. Los
resultados serían espectaculares.
Prometo seguir escribiendo y avanzar de este modo en el
establecimiento de relaciones mutuas y futuras.
Mi más cordial saludo y felicidades por la revista.
Carmín, loro de Barcelona.
Estimado Carmín,
ResponderEliminarbienvenido sea a Lo Full. Ha dado en el clavo al pensar que aquí tendría las puertas abiertas, aún siendo un loro. Tomamos nota de sus palabras, que consideramos de sumo interés. Sólo quería comentarle que quizás se equivoque en su apreciación sobre el habla de los finados. En términos generales, tiene razón en lo que dice, pero como muy bien ha indicado nuestro director, el señor Julià, en su primer texto publicado, hoy nuestras sociedades han avanzado tanto en la aceptación de las más insólitas extravagancias, que los muertos, que en paz descansen, se atreven a todo. Y se lo dice alguien como yo, que está tan finiquitado como el más finado del cementerio.
Muy atentamente
Josep Llongueras, editor y secretario de Lo Full